deseo de compleaños

Caminado por las calles de esta ciudad casi en penumbras deambulaba con sus pensamientos de soledad, nostalgia y muerte. solo unas tenues luces incandescentes iluminan su camino en forma irregular; y el caminaba con su mente fija en aquellos dolorosos recuerdo de negaciones, privaciones y burlas; pero su mas grande dolor era que todas esas privaciones eran en la mayoría de los casos auto inflingidas.

Siempre pensó:
no debe ir ha aquella fiesta no puedo costear los gastos; no debo fumar o tomar eso es dañino para la salud, no debo decirle nada, me gusta; ¿pero y si me rechaza?
Dejo de ser un vivo y se dedico a respirar, robando aire de los vivos; se negó a sentir o experimentar cualquier sentimiento o vivencia, solo el parsimonioso ritmo del pasar del tiempo, demostrado aun en su forma de caminar; pero todo cambio en sus 23 años. Era su cumpleaños un dos de noviembre, día de los difuntos rara Ironía.


Se vio y de repente no se reconoció; tan solo vio en el espejo a alguien que no había vivido nada y el como todos de joven tuvo sueños y se vio a esa edad haciendo otras cosas; ese del espejo no era el a los 23 años era otro por eso decidió vivir, no solo vivir; sentir, experimentar.
Su vida había sido una vida muerta; pero de repente escucho algo era un ruido espantoso como nunca había escuchado, parecía una detonación. Empezó a correr, como su vida a partir del día en que se vio en el espejo y no se reconoció; era fiestas, alcohol, mujeres, y toda clase de actividades dañinas.


Su vida corría como ahora el lo hacia, sin control con una embriaguez por todo lo vivido, pero con una carencia de una dirección y de deseos; pues si bien deseaba conocer todas los emociones, parecía que no deseaba vivir ya que se estaba matando de a poco con ese ritmo de vida.

Su correr se hizo torpe, miro hacia atrás y vio a unos hombres que lo seguían, eran unos ladrones y el sabia lo que estaba pasando, lo querían asaltar y por primera vez tuvo ese temor y de repente vino a el una imagen la muerte; y el tendido con un vació interior puesto que le faltaba algo, pero el no sabia que era, lo mas raro era que ese sentimiento siempre ha estado ahí, ese deseo que nunca podría satisfaces.

¡Era su cumpleaños!, el día de los muertos y no había vivido nada en sus 24 años, seguía siendo un muerto viviente.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recuerdos de lanchas y fritada

El naranjo encantado

La Búsqueda de Nike