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Mostrando entradas de enero, 2010

sombra sin hombre

La infinita hilera de faroles alumbran la desértica calle de la existencia y la silueta de la sombra se distorsiona en un charco-espejo de invierno. Sombra silente, parca, encogida que se desliza como neblina rectando en la ciudad muerta mientras los habitantes fantasmas no se fijan en su lento transitar

La copa

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La solitaria copa de vino pide tiernamente una catadora boca que la deguste lentamente pero sigue sola en aquella mesa olvidada. Poco a poco el vino se transforma y el amargo vinagra cambia la copa ahora no desea ser bebida, desea desaparecer. Lentamente se acerca al abismal borde de la mesa pero una piadosa mano la rescata la lava y la llena de nuevo vino, y otra vez sola, la copa, en aquella mesa esperando a que una boca gentil no deje que sea vinagre lo que antes vino fue.

El viaje

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Recorro la acera palpitante de esta Ítaca transportada. De Ulises y su viaje me he apropiado, de sus alegrías y sinsabores estoy impregnado. El oracular libro su conocimiento me ha dado y el vagabundeo de la vida terrena presenta: las pequeñas alegrías, fugaces y apreciada y las desgracias, abrazadoras y soportables. las imágenes de este viaje inconcluso son contadas por el interior rapsoda y entre llanto, cervezas y consuelo comprendo que el viaje es lo importante, que el destino es solo un pretexto.

llovizna

Una gota corre al costado de la botella que contiene el blondo narcótico mientras florece una remembranza, estoy a tu lado buscando un portal y nuestras manos como una sola, mojadas por un invierno pasado. El invierno volvió a este puerto pero esta vez te dejo en otro destino y mientras huyo de las filosas gotas que tocan mi cuerpo,y me recuerdan que mi mano es de nuevo incompleta, que la lluvia baña solo la mitad de mí.

rocío de primavera

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Las pequeñas gotas del roció primaveral acunaron nuestros esperados encuentros, y llena del dulce canto de las aves, a la luz de la prematura alborada Aquella fina capa desapareció de repente y tu presencia se evanesció, como el roció que antes acariciaba mi mano y que ahora me cubría de una trágica nostalgia. El fino rocío de esta primavera son agujas que se hunden en mi temblorosa mano mientras la siento con angustiante desnudez.

soneto etílico

Amargo licor, refresca la mente y mi piel sola, las hace añoradas; de aquellas caricias tan olvidadas afloran recuerdos prontamente. Da el inicio de las noches amadas el horizonte, naranja, silente; el río turbio, refleja calmamente la sombra de manos entrelazadas. La mora torre fue mudo testigo de aquella pasión que tanto devora, esos deliciosos besos de higo. nocturno ojo de plata, observadora apuro mi ebria confesión y digo “ella está en mi corazón, aun ahora"