Súcubo
Justamente fue en esta habitación de hotel donde hace mucho tiempo entendí que solo yo te quise, y aun hoy te sigo queriendo.
Recuerdo la noche que te vi por primera vez, fue precisamente en la entrada de este hotel, tú necesitabas fuego yo un cigarrillo.
Le acerqué mi fosforera encendida. Sorbió un poco de humo y abrió una hermosa caja de plata –Toma uno y gracias por el fuego- el humo se deslizaba sensualmente fuera de su boca mientras la brasa del cigarrillo crepitaba.
Quise saber donde vivía y aproveche que la calle estaba casi desierta -si gustas puedo llevarte a tu casa-le dije en tono casi de ruego.
-No te preocupes- dijo ella –Se cuidarme mejor de lo que crees- y una sonrisa corrió por la comisura de sus carnosos labios. Fue la primera vez que vi; su bien marcada elegancia europea, su exuberante cuerpo, sus hermosos rizos tan negros como esa noche; y no pude apartarla nunca más de mi pensamiento.
Sigo revisando esta habitación en busca de algún rastro que me lleve hasta ti. Encuentro un pequeño libro de pasta amarilla en el librero cerca de la ventana.
Esta zona ya no es lo que era, veo el parque por la ventana, ahora es guarida de ladrones pero me acuerdo lo hermoso que estaba el día que te encontré en el piso
Estaba paseando por el parque cuando de pronto -¡ayayay! ¡Estúpidos tacones!- Era un grito de mujer y provenía de cerca.
Cautelosamente pregunte-¿Quien está por ahí?- buscando la procedencia del grito. Y la vi, en el piso. Un libro de tapa amarilla estaba cerca de ella –¿esto es tuyo…?- hice una pausa esperando a que me diga su nombre mientras le acercaba el libro.
Tomó el libro y lo acerco a su corazón -este libro me es muy querido, es como parte de mi vida- y vuelve a lanzarme esa sonrisa que me hipnotizaba –Me llamo Mina, por cierto-y la ayude a incorporarse
–parece que estas lastimada, déjame llevarte hasta tu casa- insiste en parte por preocupación y en parte porque no quería dejarla escapar. Ella me mira y note que su piel pálida contrastaba con su presencia sexual.
-Tomare un taxi, tranquilo siempre lo hago- me dijo Mina -Pero me gustaría verte la próxima semana- guiñándome un ojo y con voz sensual siguió hablando –a media noche- tan pronto como termino de decir eso asentí con la cabeza y ella se fue en busca un taxi
Sigo registrando nuestra habitación y encuentro un periódico donde se habla de una ola de desapariciones de taxistas que ocurrió hace 50 años. La fecha coincide con el día en que nos vimos por última vez; fue en esta precisa habitación.
Estuve ahí la noche acordada Conversamos en el parque y después me invitaste a este lugar. Tomamos un vino tinto y sin darme cuenta estaba en su cama, semidesnudo y Mina tenías un liguero negro de encajes.
Medio ebrio y muy enamorado; acostado sobre sus piernas; mientras besaba mi cuello le dije –eres un ángel, ya que los ángeles solo tienen el nombre-. Ella rio con una sonrisa sombría –estas completamente equivocado- dijo -no soy un ángel sino todo lo contrario- y emitió rugido que heló mi sangre.
Parecía disfrutar de mi miedo –mi apellido es Harker- y sin previo aviso mordió mi cuello. Sentí como mi vida se escapaba mientras Mina la succionaba
Hablando con una voz cada vez mas apagada, dije -detente yo te amo- .
Comentarios
Lo del narrador que se dirige a receptores diferentes también me causa confusión a mí, sobre todo por los cambios en los tiempos verbales. No creo que no se deba hacer, porque entiendo que tratas de narrar dos historias paralelas; pero a lo mejor hay una manera de hacerlo más evidente.
Pilas con las faltas ortográficas.
Me gusta la arrancada del cuento, sin embargo, por contraste, no entiendo esta frase "Ella me mira y noté que su piel pálida contrastaba con su presencia sexual". :(